Rappel en Monterrey
- La primera vez que hacemos un rapel tenemos miedo, a pesar de las recomendaciones y las explicaciones de la gente experimentada acerca del equipo de seguridad y la resistencia comprobada de las cuerdas que nos sostienen nos mantenemos con nerviosismo y tensión, una parte de esa tensión viene de la incertidumbre, no tenemos una certeza definitiva sobre lo que va a suceder, es entonces cuando nuestro instinto de supervivencia entra en juego, pero al enfrentarlo y dominarlo realizando el descenso nos damos cuenta de que no teníamos razón al sentir miedo, por nuestro cuerpo corre una mezcla de emoción y adrenalina, al llegar al final del descenso, nuestro cerebro libera cascadas de dopamina lo cual hace que tengamos una sensación indescriptible y queramos volver a repetir la experiencia.